miércoles, 27 de mayo de 2015

El educador de manzanas

 “Desde el punto y hora en que se fundó, lo observamos en la forma intermedia de la familia patriarcal, que surgió en aquel momento. Lo que caracteriza, a esta familia es la organización de cierto número de individuos, libres y no libres, en una familia sometida al poder paterno del jefe de ésta.” Friedrich Engels

Por allá en el siglo XIX Engels señalaba a la familia como un entramado  de relaciones entre dominados y dominantes,  la figura del padre como elemento dominador de esta institución, una institución la cual se ha visto resignada a posiciones secundarias en plena era posmoderna, esta, será fundamental los primeros años de sociabilización del ser, donde el individuo es mucho más receptivo a su entorno.

Siguiendo con la frase de Engels, un elemento que no se nos puede olvidar, es la relación de poderes que se configura en esta institución, si bien con los clásicos y posteriormente con los modernos el emblema de poder era la figura paterna, con la entrada a la democracia y al siglo XXI esta figura se ha ido deteriorando en su plenitud de legitimidad y poder (hablando de esta dentro de la familia clásica donde los roles de género y el patriarcado están más marcados) Se establece una clara brecha  entre la educación franquista y post-franquista. Se pasa de la dictadura al libertinaje, de un extremo a otro. Freud señalaba el perfil del español promedio de `fanático´, así mismo se lo recalcó a Salvador Dalí en el trascurso de una conversación, y puede que este viejo austriaco machista tenga razón. El fanatismo como germen que se halle en nuestras entrañas.


Lo que bien si puedo señalar con contundencia, es el avance hacía una analfabetización de la población española. Los padres no favorecen a la correcta educación de los hijos, estos en último instancia, si llegan a ser castigados  por una autoridad de mayor rango seguirían siendo brindados con el apoyo familiar, no hay sanción, todo consiste en la recompensa por y para la nada, todo vale.

Ahora me gustaría hacer una guía sociológica al lector para que me acompañara en esta lectura. Si bien, día a día salta escándalo tras escándalo de corrupción en la televisión, se ha llegado a un punto donde nada sorprende (no creo que tenga que poner ejemplos, pues el mismo lector podrá echar mano del cajón de las ideas). Bien, ¿quiénes son los corruptos los políticos o las personas? Los políticos son personas, y las personas forman lo que denominamos sociedad. Soy consciente de que incluso en el lugar más abominable siempre se salva alguien, y no dudo de la honradez de estos y aunque siempre he partido de que, generalizar es un error, pero a veces parece necesario.

Se dice que «Una manzana podrida estropea al resto». Y para que eso no suceda, «lo mejor es sacar la manzana podrida del montón antes de que infecte a las buenas.»  Para reflexionar sobre este dicho popular recurriré a PlatónCon la buena educación es el hombre una criatura mansa y divina; pero sin ella es el más feroz de los animales. La educación y la enseñanza mejoran a los buenos y hacen buenos a los malos” Pues  bien, educa a las manzanas y estas no se pudrirán, y aunque una de ellas se estropee las demás lo desecharán, todo está en la educación, una ética de máximos a nivel individual y una ética de mínimos a nivel estatal, dame educadores y no necesitare guardias. Porque la corrupción no es algo alejado de la sociedad, y lo que es más importante, de la educación.

A diferencia de lo que se piensa, la corrupción es algo del día a día y no sólo a niveles macro. Elementos cotidianos como; No pagar el billete del bus, no declarar a hacienda, estafar, realizar cualquier tipo de fraude, no pensar en la comunidad, son elementos corruptivos a nivel micro. Pueden parecer estupideces, pero no lo son. El individuo debe ser exigente con uno mismo  para poder exigir a los demás, es decir, un modelo de ética de máximos hacia su persona. La construcción de un tejido social más cívico es una tarea que se nos encomienda a todos con la creación de un contrapoder, es el momento de transformar y reeducar, porque estos elementos no se escapan de ninguna clase social.

Lo que nuestros hijos ven es una clara expresión de la campaña para concienciar “Children see, children do.” En esta campaña se pueden ver adultos realizando diversas actividades, y junto a estos niños pequeños que imitan cada movimiento, ya sea fumar, usar la violencia, insultar… Porque somos seres sociales e hijos de nuestro padre y madre. Volvemos al principio de ética de máximos del individuo, para poder exigir al otro primero debemos dar ejemplo propio.

El magistrado Emilio Calatayud Pérez sabe muy bien de qué va este tema, el juez de Menores más conocido de España, aquel de las condenas ejemplares que en cada chaval jamás ve a un mero «delincuente», sino a «un joven que cometió un delito» y, aún más, a una víctima de un sistema social que demuestra fracasar cada mañana en la que él vuelve a condenar a un crío.

Sus sentencias educativas han bajado la delincuencia en Granada y han aumentado el número de menores que no reinciden en el delito. En casi 20 años, el «padrazo» ha juzgado a más de 10.000 jóvenes a los que, siempre que puede, da esa segunda oportunidad que todos alguna vez hemos necesitado.

Como señala el juez la pertenencia a una familia tiene sus derechos y obligaciones.

Se pasa; de un padre autoritario a un padre colega, del maestro al profesor, de la dictadura al libertinaje. Toda esta serie de conflictos se entrelazan entre; alumnos, profesores y padres. Emilio recalca que los chavales no son conscientes de sus actos, y la escuela debería tener competencias para educar con coherencia y sentido común.

Hemos tenido complejos de joven democracia, hemos pasado de un extremo (dictadura) a otro (democracia) y estamos pagando las consecuencias de todo esto. Es más, asegura que  no hemos tenido término medio en este país  y estamos pagando las consecuencias que, según admite, se ven en política, en la escuela, en la familia y, en general, en la sociedad. Nos hemos empeñado en decir que todos iguales, todos iguales, y al final resulta que todos somos iguales pero unos más que otros.

Este libertinaje al que hace referencia es consecuencia de un estado democrático de derecho excesivamente proteccionista con los menores hasta el punto de que ha dejado a los padres "prácticamente indefensos". Es ahí donde este juez de Menores, conocido por sus "sentencias educativas ejemplares", ejemplifica muy claramente con los controvertidos cachetes. Calatayud lo tiene claro: si se da un cachete "en el momento justo, con la intensidad adecuada, es una victoria. Pero confundir un cachete con un maltrato me parece una tontería".

Si hay alguien o algún colectivo que debe eximirse de buscar una solución a la crisis de valores, esa es la clase política. Emilio Calatayud dice que " los políticos son los menos capacitados para poner remedio a esto" y les pide, en cambio, que hagan un "examen de conciencia porque viven en un mundo distinto al del ciudadano".

Restaurar los valores requiere, según el juez de Menores de Granada, la creación de un movimiento social "y empezar, por supuesto, por la familia" para "reconducir" la situación.

Para concluir haré una pequeña mención a la tercera tesis de Marx sobre Feuerbach, "la doctrina materialista de que los hombres son el producto del ambiente y que, por lo tanto, los cambios en los hombres son el de otros cambios en el ambiente no tiene en cuenta que también los hombres puedan modificar el ambiente y de que el educador de ser a su vez educado".


“La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo” Paulo Freire (1921-1997)

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